Experiencias en Ruténica: Montañista cuenta por qué el Osorno es uno de los volcanes preferidos para hacer cumbre

Después de algunos años de espera, Gastón Betanzo por fin pudo cumplir su objetivo de subir el macizo ubicado al este del lago Llanquihue, el cual es famoso por los paisajes que brinda desde su cima y por ser la puerta de entrada a la Patagonia chilena.

El montañista argentino Gastón Betanzo recientemente hizo cumbre en el volcán Osorno. Después de algunos años de postergar este objetivo, contrató la experiencia turística a través de Ruténica, que lo trajo de regreso a la Ruta Escénica Lagos y Volcanes. En esta conversación, nos cuenta pormenores de su aventura y entrega algunos datos para los futuros viajeros que están pensando visitar la zona o hacer cumbre en este icónico macizo del sur de Chile.

–¿Cómo gatilló la decisión de este viaje?
“Practico montañismo desde hace varios años. Me gusta la figura geométrica de los volcanes, en los que empecé a hacer cumbre entre 2013 y 2016. He subido el Lanín, Villarrica, Llaima y Lonquimay, por ejemplo. El 2016 tenía planificado subir al volcán Osorno; sin embargo, por el deshielo de los glaciares se prohibió realizar actividades de montaña. Por este tipo de dificultades, su ascenso es más técnico que otros volcanes y eso obviamente atrajo más interés. Como este año se dio la oportunidad, decidimos concretar el ascenso y contactamos a Ruténica. La experiencia fue muy buena. Nuestra solicitud se concretó de manera muy ágil. Escribimos un e-mail y me respondieron rapidísimo. Eso me dio seguridad de tomar el servicio, que contratamos desde Argentina y pudimos pagar cuando llegamos a Chile, evitando todos los vaivenes del dólar por los temas de devaluación en mi país. Quedamos muy agradecidos por la confianza, además de que nos gestionaron el arriendo de materiales y el guía de montaña que nos acompañó a la cumbre”.

–¿Con quién hizo la cumbre?
“Con un amigo, Rodrigo, con quien nos tomamos vacaciones de 2 semanas que arrancó en Bariloche. Allí estuvimos 4 días y luego pasamos a Chile, en el contexto de una expedición que programamos nosotros mismo, desde un paso fronterizo llamado Paso León hasta el Valle de Cochamó.  Fue una travesía que duró 6 días, a todo trekking y luego, terminada la expedición, pasamos a Puerto Varas y nos quedamos unos 5 días”.

–¿Cómo fue el ascenso?
De todos los volcanes, es la mejor cumbre que hemos hecho. Uno por la parte técnica; ya que no solamente fue subir, llegar arriba y sacarse fotos, sino que tiene toda una parte técnica de encordamiento; de saber algunas maniobras de auto rescate por si alguien se resbala. Bueno, eso es lo atractivo de un volcán. Y bueno, la vista de arriba es muy imponente, porque se ven muchas montañas famosas de la región de manera muy cerca, por ejemplo, el Tronador, el Calbuco. Bueno, el Puntiagudo es el que más protagonismo toma ahí arriba. Llegamos a las 11:00 horas de la mañana y estuvimos 40 minutos en la cumbre. Llegamos arriba, nos hidratamos, almorzamos tranquilos y luego bajamos”.        

–¿Cómo fue hacer cumbre?     
“Lo maravilloso fue ver los volcanes cercanos y los paisajes. En nuestro caso, el Lago Llanquihue, hacia Puerto Varas, estaba muy cubierto con las nubes. Pero en la parte de atrás, la zona cordillerana, estaba completamente despejado, como si hubiera una línea divisoria entre una cosa y la otra. Ver tan cerca el Puntiagudo, que era lo que más nos interesaba era ver, como el Tronador, para nosotros fue muy, muy emocionante. Si bien habíamos visto vídeos, pero bueno, llegar ahí por tus propios medios y saber que eso lo vas a ver si te tomas el esfuerzo de caminar hasta arriba porque no hay otra manera, es emocionante”.

¿Alguna recomendación para los futuros viajeros?    
“A veces escucho en la comunidad de montañistas o escaladores, gente que cree que tienen la experiencia suficiente y se quiere mandar solos en este tipo de ascensos. Y la verdad que para determinar eso hay que conocer mucho la montaña. Cada lugar, cada montaña tiene su identidad y quién mejor que alguien que ya ha subido y que sabe todos los trucos de esa montaña, todos los terrenos, todas las aristas, para tener mayor seguridad.  En Argentina generalmente los montañitas más accidentados y muertos son extranjeros. Son expertos en su tierra, pero vienen a la Patagonia y no conocen todos los trucos y aparte todo va cambiando año a año en la montaña. No tienen ese monitoreo como una persona que vive ahí, como, por ejemplo, cuando se producen deshielos. Por ejemplo, el volcán Osorno tiene muchas grietas. Nosotros hicimos el ascenso con Ignacio Rivas, un excelente guía, muy profesional. Siempre no dirigió sobre cómo hacer la técnica, siempre supervisándonos y aparte, lo que me encantó, que no lo hizo rápido. Él disfrutaba igual que nosotros, parecía uno más en lo que era el disfrute de hacer cumbre”.

–¿Cuál es su próximo objetivo?
“Me gustaría escalar una de las Torres del Paine y estar en Chaitén también.
 Pero, bueno, la verdad que no tengo nada pensado por ahora”.